Quibdó, sin variación, sigue enfrentando el desafío del mayor desempleo en Colombia. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en abril, la tasa de desocupación a nivel nacional fue del 10.6%, con 2.7 millones de personas desempleadas. En el trimestre de febrero a abril, Quibdó registró la tasa más alta con un preocupante 28.6%, seguida por Riohacha (20.1%) y Florencia (17.1%), mientras que Santa Marta mostró la más baja con un 9.6%.
Además, Quibdó destacó como la ciudad con el mayor desempleo entre los jóvenes, alcanzando un alarmante 37.1%, lo que representa un aumento del 2.3% en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando se situó en el 34.8%. Estos datos revelan la exclusión de oportunidades laborales para una parte significativa de la juventud quibdoseña en edad de trabajar, desperdiciando así un valioso potencial que podría contribuir al desarrollo económico y social de la capital chocoana.
Estas cifras reflejan un fracaso evidente de las políticas oficiales y son la causa principal de la miseria, el hambre, la desesperanza y la descomposición social en Quibdó y el resto del Chocó. Esta situación alimenta el aumento de la violencia y la migración hacia otras regiones de Colombia. A pesar de que los funcionarios del gobierno nacional aseguran que Quibdó y el Chocó son su «prioridad», las estadísticas desmienten sus afirmaciones.
El desempleo en el Chocó es un problema estructural que se atribuye a la precaria producción agrícola y urbana, la falta de manufacturas e industrias, así como la deficiente infraestructura y servicios públicos como salud, energía, agua potable, conectividad y educación. Además, se suma la política oficial de desmantelamiento del sector minero, una fuente clave de empleo en la región, junto con la reducción de empleo en el sector público y la escasa ejecución de obras de infraestructura y proyectos productivos.
La solución para reducir el desempleo en Quibdó y el resto del Chocó radica en abordar tanto sus causas estructurales como coyunturales. Esto implica cumplir con los acuerdos firmados en los distintos paros cívicos del Chocó, los cuales, lamentablemente, no han sido honrados por los gobiernos en ningún nivel. Es imperativo tomar medidas concretas y efectivas para proporcionar oportunidades laborales y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esta región.

