El proceso de paz en Colombia ha sufrido un duro golpe con la suspensión del séptimo ciclo de negociaciones entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno, anunciado por la guerrilla en medio de crecientes tensiones.

La acusación del ELN de un «doble manejo del proceso de paz» por parte del Gobierno ha desencadenado esta drástica medida, que sume a las partes en un estado de pausa en las conversaciones que buscaban poner fin a décadas de conflicto armado.

Según la guerrilla, el Gobierno ha continuado con desmovilizaciones en el departamento de Nariño, en el suroeste del país, ignorando los compromisos establecidos durante las negociaciones de paz. Esta acción ha llevado al ELN a considerar que la mesa de diálogos ya no es un espacio propicio para avanzar en la búsqueda de soluciones.

La voz de la representante a la Cámara por el Chocó, Astrid Sánchez Montes de Oca, refleja el sentimiento de desazón que esta suspensión ha provocado, especialmente entre las víctimas del conflicto armado. Su llamado a retomar el diálogo, incluso sugiriendo una reunión en Caracas, muestra la urgencia de encontrar una salida pacífica a esta situación.

El séptimo ciclo de conversaciones, inicialmente programado para abril, ha sido detenido abruptamente. En lugar de avanzar en la agenda pactada, el ELN ha solicitado una reunión extraordinaria para abordar las nuevas circunstancias que rodean el proceso de paz.

La suspensión de estas negociaciones representa un retroceso significativo en el camino hacia la reconciliación y la estabilidad en Colombia, y plantea interrogantes sobre el futuro de la paz en la nación sudamericana.

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