Las intensas precipitaciones que han azotado la subregión del Baudó en el Chocó han desencadenado una emergencia humanitaria sin precedentes. Según las autoridades del Riesgo, más de 34 mil personas se han visto desplazadas y numerosas comunidades han quedado aisladas debido a las devastadoras inundaciones.

En el municipio de Medio Baudó, 1.922 familias, equivalentes a 7.688 personas, enfrentan condiciones desesperadas en 17 comunidades, incluyendo Pitalito, El Silencio, Villa Nueva y El Comercio, tanto en la cabecera municipal como en zonas rurales. En el Alto Baudó, la situación es aún más crítica, con 6.092 familias y más de 27.000 personas afectadas en 41 corregimientos y 165 comunidades, muchas de ellas de origen afro e indígena.

La magnitud del desastre se ve exacerbada por la falta de acceso a las áreas afectadas, con la única vía de entrada y salida bloqueada por un deslizamiento de tierra. Esta situación ha obstaculizado significativamente los esfuerzos de rescate y la entrega de ayuda humanitaria.

Manuel Palacios, coordinador del Riesgo municipal, destacó la urgente necesidad de apoyo del gobierno departamental y nacional para proporcionar maquinaria y realizar el mantenimiento necesario en las vías afectadas. Además, hizo hincapié en la necesidad de reubicar a las comunidades en áreas de alto riesgo, como el corregimiento de Almendró, que ha esperado durante más de 8 años una solución a su situación.

Las consecuencias de estas inundaciones van más allá de la pérdida de viviendas y el desplazamiento de personas. La conectividad y la energía también han sido gravemente afectadas, con cortes frecuentes en el suministro eléctrico y problemas de comunicación intermitente, lo que dificulta aún más la coordinación de los esfuerzos de ayuda.

Ante esta crisis, las autoridades locales han hecho un llamado desesperado a las entidades gubernamentales para que proporcionen asistencia urgente. Aunque se han distribuido algunos suministros de emergencia, como alimentos y medicinas, la magnitud del desastre supera las capacidades del municipio, y se necesitan recursos adicionales con urgencia para mitigar el sufrimiento de las comunidades afectadas.

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